Los Gómez o Gomes, posibles judeoconversos portugueses
Marcos Rafael Cañas Pelayo EL ACCESO DE LOS JUDEOCONVERSOS PORTUGUESES A LOS CABILDOS MUNICIPALES ANDALUCES. UN PRIMER ACERCAMIENTO* DOI: 10.19229/1828-230X /37132016
RESUMEN: Tradicionalmente, el ascenso social de los cristianos nuevos portugueses en Castilla durante la Edad Moderna no ha sido atendido en profundidad por la historiografía. Dividido en dos bloques, el presente artículo centra su atención sobre esta cuestión para un área geográfica específica, Andalucía, debido a la continuada presencia que allí encontramos de judeoconversos lusos. En orden a analizar su importancia, dividimos la primera sección en cuatro partes, atendiendo a los reinos andaluces: Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. Adentrándonos en materia, la segunda parte profundiza en los más notorios linajes que alcanzaron este objetivo, a través de un repaso bibliográfico y datos archivísticos, no solamente las procedentes de la Inquisición, sino también a una variedad de fuentes locales. Como presentemos mostrar en nuestro acercamiento, a pesar de las trabas que está minoría encontró por parte del resto de la sociedad de cristianos viejos, los judeoconversos portugueses fueron capaces de acceder a los cabildos municipales andaluces, a través de su poder económico, la protección nobiliaria y otras vías. Aunque la permanente amenaza del Santo Oficio hizo que algunas de estas tentativas fracasen, otros lograron incluso recuperarse tras el trance inquisitorial, borrando la mácula de su pasado.
Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación Nobles judeo conversos (II). La proyección patrimonial de las élites judeoconversas andaluzas (ss. XV-XVII) (HAR2015-68577), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
Tradicionalmente considerada como una cuestión anecdótica, la penetración de los cristianos nuevos portugueses en los poderes locales castellanos durante la Edad Moderna ha suscitado una escasa atención para la investigación histórica. Si bien contamos con varios trabajos clásicos que ya intuyeron su real importancia y peso en diferentes facetas de la sociedad hispano-portuguesa de la época, todavía carecemos de estudios globales que expliquen la llegada de este grupo a los cargos concejiles1. Tal es el propósito del presente artículo. Para ello, nos centraremos en un marco geográfico concreto: Andalucía. Se trata de una elección que presenta una serie de ventajas para iniciar esta temática. Sobre todo por las obras previas de los diferentes autores que han abordado, de una forma u otra, a varios de los linajes lusos que protagonizaron un destacado ascenso social, el cual dejó su reflejo en los cabildos andaluces. Sin duda, un repaso ineludible y necesario, aunque no nos limitaremos únicamente a hacer un recorrido historiográfico. Además de lo anterior, disponemos del amplio abanico de datos que nos facilita el cruce de fuentes, entre archivos locales y nacionales, además de los recursos en red; a pesar de las dificultades y lagunas inherentes a este proceso (cambio de apellidos, ocultación y fraude genealógico, documentación perdida…), nos hallamos ante la oportunidad de poder ir reconstruyendo las diferentes etapas de esta llegada, las magnitudes alcanzadas, los personajes más destacados y, en definitiva, una primera interpretación de lo encontrado. Confiamos en que, utilizando este punto de partida, podamos realizar próximamente un ejercicio de similares características para desarrollar la presencia de los mal llamados marranos portugueses en las principales oligarquías urbanas y rurales de toda Castilla. De igual forma, a raíz de los resultados que se vayan obteniendo, también pretendemos reflejar su influjo en los cabildos catedralicios; si bien algo mencionaremos ya de esa realidad en este presente trabajo, puesto que los poderes municipales y eclesiásticos mantuvieron no pocos vasos comunicantes entre sí. 1 Debemos citar aquí a los primeros grandes especialistas en la temática, tales como Julio Caro Baroja, Antonio Domínguez Ortiz o Francisco Márquez Villanueva, entre otros pioneros investigadores que comenzaron a subrayar el peso de los cristianos nuevos del reino luso en la Monarquía Hispánica. Por motivos de espacio, no nos detendremos a plantear un detallado recorrido de la atención historiográfica prestada en nuestro país a los judeoconversos de origen portugués, solamente a la parcela que nos atañe del cabildo municipal. Remito para consideraciones de carácter más general a mi estado de la cuestión planteado en M.R. Cañas Pelayo, Los judeoconversos portugueses en la Edad Moderna en la historiografía española: Un estado de la cuestión, «Revista de Historiografía», vol. 23 (2015), pp. 217-243.
Cercanos geográficamente, con oportunidades de enriquecimiento mercantil y un fuerte sustrato previo de relaciones de todo tipo con los judeoconversos castellanos, como veremos a continuación, los enclaves andaluces fueron un foco de atracción constante. 1. Breve marco historiográfico y fuentes utilizadas El análisis social de los poderes locales de la España Moderna es uno de los objetos de estudio que más atención está suscitando entre los modernistas españoles. Previamente vistos como los representantes un cuerpo inmóvil y estático, estos axiomas acerca de los miembros de los concejos empiezan a ser cuestionados desde sus bases por una nueva generación de especialistas. Desde hace bastantes años2 disponemos de una acertada revisión del aspecto institucional de los municipios, también de sus criterios y mecanismos de selección de candidatos. Se incidía especialmente en lo referente a los estatutos de limpieza de sangre3, los cuales debían garantizar la pureza cristiano-vieja de los integrantes que accedían a estos puestos, dando una imagen de exclusión y eficacia del aparato ideológico de la época; las apariencias confirmaban la pervivencia de una criba por criterios de ascendencia. Fueron unos conceptos que no se cuestionaron en el plano teórico, pero sí en su puesta en práctica. Existían vías para acceder al cabildo municipal, rutas que permitían sortear los obstáculos, evitando, eso sí, contradecir lo que se pregonaba. Sin embargo, las primeras investigaciones no fueron más allá de aquella fachada, aunque, afortunadamente, sería una tónica revertida en el futuro, destacando las líneas abiertas por autores como Juan Luis Castellano4 o J.P. 2 Véase el clásico estudio de A.A. Sicroff, Los estatutos de limpieza de sangre: controversias entre los siglos XV y XVII, Taurus, Madrid, 1985. 3 Interesan en este sentido los trabajos de J. Hernández Franco, Cultura y limpieza de sangre en la España Moderna. Puritate sanguinis, Universidad de Murcia, Murcia, 1996 y Sangre limpia, sangre española. El debate sobre los estudios de limpieza (siglos XV-XVII), Cátedra, Madrid, 2011; J. Hernández Franco, A. Irigoyen López, Construcción y deconstrucción del converso a través de los memoriales de limpieza de sangre durante el reinado de Felipe III, «Sefarad: Revista de Estudios Hebraicos y Sefardíes», n. 72, vol. 2 (2012), pp. 325-350; M.S. Hering Torres, Limpieza de sangre, ¿racismo en la Edad Moderna, «Tiempos Moderno», n. 9 (2003-2004), pp. 1-16; J.I. Gutiérrez Nieto, Los conversos y limpieza de sangre en la España del siglo XVI, «Torre de los Lujanes. Boletín de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País», n. 26 (1994), pp. 153-165. 4 Citando solamente algunos de los más relevantes, mencionar J.L. Castellano, Redes sociales y administración en el Antiguo Régimen, «Estudis: Revista de historia moderna», n. 31 (2005), pp. 85-102 o Gobierno y poder en la España del Siglo XVII, Editorial Universidad de Granada, Granada, 2006. Asimismo, J.L. Castellano (ed.), Sociedad, administración y poder en la España del Antiguo Régimen. Hacia una nueva historia institucional, Universidad de Granada, Granada, 1996.
Dedieu5, así como los avances que se produjeron para la compresión de las redes clientelares y otros vínculos en el poder local del País Vasco y Navarra6. En definitiva, unos avances metodológicos que iban admitiendo cada vez más la posibilidad de presencias de minorías tan importantes como la formada por los conversos, supuestamente vetados a cualquier aspiración a estos juegos de poder7. Varios factores explican esa aparente paradoja. En primer lugar, los estatutos tuvieron una implantación tardía en muchas localidades, lo cual habría permitido a la filtración producirse antes8. De igual forma, las pruebas no estaban exentas de fraudes, soborno y coacción de testigos, confección de falsos abolengos y compra de silencios. Recientemente, Enrique Soria Mesa ha ejemplificado con claridad la falsedad de muchas de estas probanzas, en un artículo que ilustra los nuevos enfoques que se están empleando para abordar esta temática, mostrando un panorama diferente al que se había planteado de forma clásica, a la par que mucho más interesante que la mera recolección de ordenanzas y datos positivistas9. Dentro de esta renovación historiográfica, admitida ya la constante venta de dignidades públicas 5 J.L. Castellano, J.P. Dedieu (dirs.), Réseaux, familles et pouvoirs dans le monde ibérique à la fin de l Ancien Régimen, CNRS, París, 1998; J.L. Castellano, J.P. Dedieu, M.V. López Cordón Cortezo (eds.), La pluma, la mitra y la espada. Estudios de historia institucional en la Edad Moderna, Marcial Pons, Madrid, 2000. 6 Entre otros, J.M. Imízcoz Beunza (coord.), Élites, poder y red social. Las élites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna, Universidad del País Vasco, Bilbao, 1996 y Redes familiares y patronazgo. Aproximación al entramado social del País Vasco y Navarro en el Antiguo Régimen (siglos XV-XIX), Universidad del País Vasco, Bilbao, 2001. 7 Así lo demostraba el profesor Jaime Contreras, recogiendo muchas de las premisas planteadas por Julio Caro Baroja para abordar con garantías las diferentes realidades de esta compleja minoría. Citamos por J. Contreras, Sotos contra Riquelmes. Regidores, inquisidores y criptojudíos, Anaya, Madrid, 1992. En la tónica de lo anterior, resaltar J. Contreras (ed.), Familias, poderes, instituciones y conflictos, Ediciones de la Universidad de Murcia, Murcia, 2011. 8 Una buena panorámica de ello en F. Márquez Villanueva, De la España judeoconversa. Doce estudios, Edicions Bellaterra, Barcelona, 2006, pp. 137-174. Ejemplos prácticos de esa pronta presencia, entre otros, en P. Lorenzo Cadarso, Esplendor y decadencia de las oligarquías conversas de Cuenca y Guadalajara (siglos XV y XVI), «Hispania», n. 168 (1994), pp. 37-52; F.J. Aranda Pérez, Judeo-conversos y poder municipal en Toledo en la Edad Moderna: una discriminación poco efectiva, en A. Mestres, E. Giménez (eds.), Disidencias y exilios en la España Moderna, Asociación Española de Historia Moderna, Alicante, 1997, pp. 155-168. 9 E. Soria Mesa, Los estatutos municipales de limpieza de sangre en la Castilla Moderna. Una revisión crítica, «Mediterranea-ricerche storiche», n. 27 (2013), pp. 9-36 y Genealogía y poder. Invención del pasado y ascenso social en la España Moderna, «Estudis», n. 30 (2004), pp. 21-55. De igual forma, M. P. Rábade Obradó, La invención como necesidad: genealogía y judeoconversos, en M.Á. Ladero Quesada (coord.), Estudios de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, Editorial Complutense de Madrid, 2006, pp. 183-201.
durante este período10, comienza a urgir plantear si los cristianos nuevos portugueses pudieron emular ese asalto de sus colegas castellanos. Cuestión nada baladí, ya que tuvieron una continuada presencia en el reino vecino. Hubo un continuado movimiento migratorio, cuyos protagonistas aprovecharon la permeabilidad de la frontera peninsular, especial mente tras la Unificación de las Coronas Ibéricas (1580). Un trasiego constante donde los cristianos nuevos lusos alcanzaron un peso notable, acentuado especialmente bajo protección que el conde-duque de Olivares11, valido de Felipe IV, brindó a muchos de ellos ante el Santo Oficio, a cambio de prestar sus servicios a las necesitadas arcas de regias. Una presencia que dejó su reflejo en diferentes parcelas: la inserción lusa en los circuitos económicos castellanos12, sus problemas con el Santo Oficio, las estrategias matrimoniales que emplearon13 y, entre otras, en la llegada de algunos de ellos a las esferas de poder de las oligarquías locales de zonas como Andalucía. Y es acerca de esta última cuestión donde aún carecemos de las suficientes monografías. Cierto es que ya disponemos de algunos trabajos precedentes de sumo interés. Por ejemplo, la profesora Lorena Roldán se ha adentrado en el ámbito del cabildo malacitano, con gran atención a los conversos portugueses que lograron acceder a juraderías14. 10 Véase J.E. Gelabert, Tráfico de oficios y gobierno de los pueblos en Castilla (15431643), en L. Ribot y L. de Rosa (dirs.), Ciudad y mundo urbano en la Época Moderna, Actas, Madrid, 1997, pp. 157-186; A. Marcos Martín, Las ventas de oficios en Castilla en tiempos de la suspensión de las ventas (1600-1621), «Chronica Nova», n. 33 (2007), pp. 13-35; F. Andújar Castillo, M.M. Felices De La Fuente (coords.), El poder del dinero. Ventas de cargos y honores en el Antiguo Régimen, Biblioteca Nueva, Madrid, 2011. 11 Muy recomendable para conocer la política de Olivares sigue siendo la ya clásica biografía de J. H. Elliott, El conde-duque de Olivares: El político en una época de decadencia, Crítica, Barcelona, 2009. 12 Destacan en esta parcela compañías comerciales como la de Fernando Montesinos, converso de Vila Flor, destacado inversor en la Castilla de la primera mitad del Seiscientos, cuya figura y círculo familiar han sido detalladamente analizados en B.J. López Belinchón, Honra, libertad y hacienda: (hombres de negocios y judíos sefardíes), Universidad de Alcalá, 2001. 13 Materia en la que tenemos aún un gran desconocimiento, más allá de los tópicos pre-existentes. Con carácter local, resulta muy interesante el capítulo que le dedica J.I. Pulido Serrano, Prácticas matrimoniales de los portugueses en Madrid durante el siglo XVII, en S. Molina Puche, A. Irigoyen López (coords.), Territorios distantes, comportamientos similares: familias, redes y reproducción social en la Monarquía Hispánica (siglos XIV-XIX), Servicio de Publicaciones Universidad de Murcia, Murcia, 2009. 14 L. Roldán Paz, Jurados conversos en el cabildo malacitano, en F.J. Aranda Pérez (coord.), La declinación de la monarquía hispánica, Universidad de Castilla La Mancha, Cuenca, 2004, pp. 765-780. En él, su autora muestra una excelente combinación entre los protocolos notariales y las actas capitulares del cabildo con los legajos inquisitoriales. Volveremos a incidir en la producción de esta investigadora en los siguientes epígrafes, centrándonos en su reciente tesis doctoral.
Asimismo, nos encontramos a la espera de la publicación de un estudio genealógico de las familias conversas más destacadas del ámbito granadino, a cargo del profesor Enrique Soria Mesa, a cuyos primeros resultados hemos podido tener acceso para la confección del presente artículo15. A nivel de fuentes, es mucha la documentación inédita que existe sobre el tema. Pocos archivos tienen la importancia para esta clase de reconstrucción que los protocolos notariales, afortunadamente conservados en buena parte de los lugares de estudio que vamos a abordar. Información vasta pero muy dispersa, nos vemos obligados a realizar catas por escribanías y centrándonos en los años clave (fundamentalmente, entre 1580 y 1640, aunque el asentamiento de portugueses en Andalucía se da desde décadas atrás y tendrá una prolongación continuada durante toda la Edad Moderna). El rico fondo inquisitorial custodiado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid es otra referencia indispensable. Los legajos conservados de los distritos inquisitoriales andaluces encierran informaciones genealógicas y de otra índole que nos permiten avanzar en nuestro conocimiento. Poco trabajada hasta los últimos tiempos, debemos destacar aquí la correspondencia epistolar mantenida entre los Tribunales y la Suprema, una serie miscelánea, pero que va mostrando los entresijos de los procesos, más allá de las, en ocasiones, escuetas relaciones de causas. A pesar de que son uno de los fundamentos de nuestra investigación, los datos obtenidos de los registros del Santo Oficio son insuficientes por sí solos. En primer lugar, por el carácter parcial y controvertido de esta fuente (esta parcela se desarrollará más en el epígrafe correspondiente) y, en segundo, porque solamente refleja una parte del fenómeno, a aquellos que chocaron con la autoridad inquisitorial. Este artículo no pretende centrarse únicamente en aquellos cargos públicos portugueses que fueron ensambenitados, reconciliados o, en los peores casos, relajados por la temida institución. Porque también hubo otros tantos ejemplos de integración y éxito que no se vio frenado por la ascendencia hebraica. De ello tenemos muestras en las probanzas y pleitos atesorados en la Real Chancillería de Granada, también en las relaciones de pasajeros que probaron fortuna en Indias, etc. 15 Ello se ha debido a la amabilidad del profesor Enrique Soria, quien no ha dudado en compartir generosamente los datos que ha ido obteniendo en la elaboración de su futuro trabajo, el cual, sin duda, será una obra de referencia para nuestros conocimiento sobre los linajes del reino granadino. Citaremos cuando hagamos mención por: E. Soria Mesa, Genealogías del reino de Granada, en prensa.
Referencias ineludibles para arrancar nuestro análisis. Habremos de hacer más, tanto bibliográficas como documentales, a medida que vayamos dibujando el grado de conocimiento del que disponemos actualmente de esta presencia portuguesa. A ello dedicaremos el siguiente apartado. 2. Magnitudes y familias para los cuatro reinos En orden a dar coherencia el discurso, hemos dividido este epígrafe en cuatro bloques, atendiendo a los reinos de Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. Para cada uno, mostraremos los estudios precedentes que se han efectuado, los linajes más destacados que hemos hallado y la importancia numérica que alcanzaron. 2.1 Sevilla, una oportunidad constante Comenzamos el repaso por el ámbito hispalense, el cual es, indudablemente, el que mayores atractivos comerciales presentaba en Andalucía. Junto con el de Lisboa, el puerto sevillano es el gran centro receptor e importador de las mercancías que llegan de las Indias orientales. La creación de la Casa de la Contratación (1503) confirmó ese papel preponderante y la necesidad de los inversores de estar presentes allí. Un reino de Sevilla con un heterogéneo y amplio conglomerado social, donde los conversos fueron una realidad innegable16 en los juegos de poder que se sucedieron por parte de los nobles hispalenses; luchas por influencia y predominio sobre sus pares. Disponemos de varios estudios que han mostrado esta realidad. Décadas atrás, Ruth Pike indagó en el origen de muchas de estas disputas, haciendo especial hincapié en el peso del colectivo cristiano nuevo en esa coyuntura. Sobre ellos se apoyaba un linaje de la importancia de los Guzmán (Medina Sidonia) en su rivalidad con otra de las ramas de la aristocracia más importantes de la ciudad, los Ponce de León. Como esta historiadora ejemplifica, muchos de estos judeoconversos lograron prosperar gracias a su capacidad económica y la protección 16 Obra de consulta básica para este aspecto son los trabajos de J. Gil, Los conversos y la Inquisición sevillana, Universidad de Sevilla, Sevilla, 2000, 8 vols. Recientemente, destacar la línea abierta en B. Pérez, Conversos sevillanos a principios de la época moderna: ¿élites financieras o familias relacionadas?, en el Congreso Internacional Los Judeoconversos en la Monarquía Española. Historia. Literatura. Patrimonio, Universidad de Córdoba, en prensa.
que les ofertaron ciertos sectores nobiliarios, si bien estaban expuestos a granjearse enemistades y hostilidad por parte del resto de la sociedad. Concretamente, R. Pike acentúa el supuesto origen portugués de uno de estos clanes, los Caballero, quienes se jactaban de remontarse a Alonso González de Meneses, portugués perteneciente a la Orden de Santiago. Sin embargo, todo parece indicar que dicho ilustre antepasado no era más que un bulo; en realidad, eran un grupo familiar converso, oriundo de Sanlúcar de Barrameda17. Si bien el origen luso de los Caballero era ficticio, sí que fueron provenientes de Portugal una gran cantidad de familias que se asentaron en la metrópoli hispalense. La Edad Moderna dejará constancia de ello en Sevilla, abundando firmas de comerciantes como los Ximénez de Lisboa, los Caldeira, Báez, etc. No pocos de ellos eran de origen judío. Resultando difícil precisar cifras exactas, contamos con los estudios del profesor Jesús Aguado de los Reyes para este enclave, los cuales aportan varias indicaciones. Dentro de la colonia portuguesa que llegó a establecerse en la capital, este investigador registra hasta 258 casos de mercaderes lusos que obtuvieron la naturalización en la ciudad (su análisis abarcó los años comprendidos entre 1600 y 1650)18. Dicho autor nos ha transmitido la paradoja que acompañaría constantemente a estos agentes económicos en su periplo sevillano; por un lado, unos intermediarios necesarios, aunque incómodos19; por el otro, sospechosos bajo los criterios de limpieza de sangre de la época, basándose en las pioneras investigaciones de Antonio Domínguez Ortiz, Aguado de los Reyes llegó a señalar: Domínguez Ortiz colocaba el apogeo de la inmigración portuguesa entre los años de 1627 a 1640. Su presencia en Sevilla debió de constituir todo un clan. Y si bien supuso una inyección económica importante para la ciudad, también suscitaría los celos de otras comunidades. Entre ellas, las de los cristianos viejos, ya que un porcentaje importante de ellos era converso y, por tanto, sospechoso de judaizante. Si bien el autor sostiene que la mayoría no fue inquietada y permaneció en Sevilla tras la separación de 164020. 17 R. Pike, Aristócratas y Comerciantes, Ariel, Barcelona, 1978, pp. 52-56. De la misma autora, Linajudos and Conversos in Seville. Greed and prejudice in Sixteenth and Seventeenth-Century Spain, Peter Lang, Nueva York, 2000. 18 J. Aguado de los Reyes, El apogeo de los Judíos Portugueses en la Sevilla Americanista, «Cadernos de Estudos Sefarditas», n. 5 (2005), pp. 135-157. 19 Un ejemplo de ello lo encontramos en B.J. López Belinchón. Sacar la sustancia al reino. Comercio, contrabando y conversos portugueses, 1621-1640, «Hispania», nº 209 (2001), pp. 1017-1050. 20 J. Aguado de los Reyes, Lisboa, Sevilla, Amberes, eje financiero y comercial en el sistema atlántico (primera mitad del siglo XVII), en C. Martínez Shaw, J.Mª Oliva Melgar (eds.), El sistema atlántico español (siglos XVII-XIX), Marcial Pons, Madrid, 2005, pp. 10
Basándonos en la documentación consultada129, podemos afirmar que la presencia de núcleos familiares portugueses en Écija fue anterior a la Unificación de Coronas Ibéricas. Desde la segunda mitad del siglo XVI se producen las continuadas llegadas de mercaderes del reino vecino, la gran mayoría de ellos de ascendencia confesa, los cuales irán estableciéndose, aspirando a obtener escribanías públicas y, en algunos casos, puestos de jurados. Antonio Rodríguez de Andrada, esposo de Violante de Acosta ambos pertenecientes a familias de comerciantes, fueron el eje rector de un linaje que consagró sus alianzas conyugales a una endogamia que ayudó a fortalecer dichas posiciones.
Ello no implicaba que el linaje no recurriese a la exogamia cuando le resultaba ventajosa para sus propósitos. Sin duda, uno de los grandes éxitos de la política de alianzas de este clan luso se consolidó con la unión de una de las hijas de Diego Fernández de León y Beatriz de Andrada, doña Isabel de Andrada, con Alonso González de Silva, jurado castellano en el cabildo astigitano. O lo que es lo mismo, una unión que les reforzaba dentro de la oligarquía local130. Igualmente reseñable es el caso de las hermanas de Isabel, Guiomar Rodríguez de Andrada y Cecilia Fernández de Andrada.
La primera tendrá por esposo a Diego Franco, otro jurado, también pariente131. Sin embargo, el pretendiente de Cecilia es encontrado fuera del círculo familiar y de la élite de Écija. Fue Gabriel Gutiérrez, cirujano en Osuna, poseedor de olivares, también de bodegas y mercancías textiles. Fruto de sus pleitos para recuperar la dote de su esposa, tenemos constancia de que Gabriel obtuvo el puesto de escribano público en Écija y que era asimismo portugués132. En definitiva, una serie de estrategias que lograron crear una red que se mantuvo hasta la ofensiva inquisitorial. Nos encontramos en preparación de un artículo que hablará de estos Andrada (junto con las ramas de los Gómez133 y Fernández de León, muy conectadas con ellos, todos de procedencia lusa) y su papel en la ciudad. De cualquier modo, incluso tras la caída en desgracia del Auto de 1597, volvemos a tener noticia de nuevos intentos de estos protagonistas de mantener su estatus en Andalucía. Indudablemente, la continuada venta de oficios134 era la estrategia más directa para lograr ese resurgir. Así ocurrió cuando doña Luisa Valer, viuda de Jerónimo de Castro Ramírez, puso a la venta el puesto de su difunto marido en la escribanía del crimen de la Real Chancillería de Granada. Jorge Fernández de León, superviviente de la criba que se había producido contra el grupo de Écija, viajó hasta la ciudad granadina para participar en dicha subasta135. Ante Rodrigo Dávila, escribano público granadino, Jorge se compro metió, avalado por su esposa, doña Cecilia de Andrada, y su hermano, Diego Fernández de León, a poder pagar los 14000 ducados en los que se estimó el oficio. Se estableció la cláusula de que si uno de los hijos de doña Luisa llegaba a la edad adulta y quería recuperar la escribanía, podría hacerlo, a cambio de devolver el pago efectuado por el portugués136. Seguimos teniendo noticias de cristianos nuevos portugueses en el cabildo astigitano. Allí alcanzó la regiduría Manuel Díaz Fernández, 131 Ahn, Inquisición, leg. 4699, exp. 1. Este documento debe ser consultado en microfilm. 132 El apoyo de su familia política resultaría clave para obtener dicha posición. La carta dotal se encuentra conservada en el Ahn, Inquisición, leg. 4704, exp. 14. 133 Los Gómez/Gomes, llegados por las mismas fechas que los Andrada, establecieron muchos lazos con los Dávila, familia astigitana de condición conversa y que dio muchos jurados. 134 Muy recomendable a este respecto es el artículo de A. Marcos Martín, Las ventas de oficios en Castilla en tiempos de la suspensión de las ventas (1600-1621), «Chronica Nova», n 33 (2007), pp. 13-35. 135 Al margen de la subasta, existían otras formas de comprar oficios. Destaca en esa parcela el modelo de resignatio in favorem, no pocas veces una venta encubierta, sobre todo cuando no existe ningún vínculo de parentesco entre la persona que ostentaba el cargo y su sucesor. Sobre ello se incide en E. Soria Mesa, Los Estatutos municipales cit., p. 12. 136 APGr, protocolo 354, fols. 245r.-277r.
protegido del conde de Alcaudete, así como Juan de Silva Lobo, lisboeta que terminó saliendo reconciliado con hábito y cárcel de por vida en el Auto de Fe celebrado en Córdoba el 3 de mayo de 1655137. Una cuestión que debemos plantearnos, llegados a este punto, es si, generalmente, los judeoconversos lusos que ostentaron cargos sufrieron la presión del Santo Oficio antes o después de desempeñar sus funciones. Si bien hay casuística, suele marcarse la tónica de que la sentencia llega cuando ya están instalados en su nueva posición. Así lo ilustran los estudios de Lorena Roldán en Málaga. Sirva como exponente de ello el caso de los hermanos Cardos. Hablaremos primero de Pedro Ruiz Cardos, natural de Antequera, hijo de portugueses, cristiano nuevo, trasladado a la ciudad malacitana para ejercer su oficio de zapatero. Su matrimonio con doña Catalina Solís138 le catapultó a unos niveles de riqueza que le hubieran sido inimaginables antes, hasta el punto de aspirar a acceder al municipio139. El éxito de su integración entre los oligarcas judeoconversos se ejemplificó en su toma de posesión como jurado en el año de 1659. Lo hizo acompañado de, entre otros, Alonso Gamarra y Luis de Robles, élite conversa local. Sus pasos fueron seguidos por el hermano de Pedro, José Ruiz Cardos, quien desempeñó la misma dignidad. Se trató de un linaje que aumentó su patrimonio merced a una inteligente estrategia de arrendamiento de casas140. Desafortunadamente para ambos, también compartieron el destino de fallecer durante sus procesos inquisitoriales, el primero por relajación; el segundo, en las celdas mientras aguardaba a escuchar su sentencia. Sus juraderías fueron puestas en subasta pública, algo que volvió a convencer a la mesocracia más pujante de intentar invertir en este ascenso social. Es decir, incluso después de aquellos precedentes, la compra-venta de oficios se mantuvo de manera continuada. Ello llegó a inquietar al propio cabildo malagueño: […] con informe de la ciudad y porque no conviene al servicio del rey nuestro señor que ninguno de la nación portuguesa tenga oficio en ninguna república141.
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